Diócesis de Ourense

Experiencia 1

Enviada por Aarón B.P. el 17 de septiembre de 2018:

En 2013 nació mi hijo, y entre discusiones para no bautizarlo (ya que la familia te intenta influenciar en lo que tienes que hacer) inicié los trámites para que el y yo no tuviéramos bautismo, ni perdón de pecados inexistentes, ni una conciencia de super-yo de un dios de barbas que te atizaría por todo y te mandaría al infierno.

Envié una carta escrita a ordenador (sin copia de partida bautismal) solicitando la apostasía.
A cabo de casi un mes, recibo una carta de la diócesis, en la que me «invitan» a una charla con el vicario para hablar sobre la fe, sino no me la pueden dar, porque no les he escrito una carta «de mi puño y letra» y no se pueden fiar aunque enviara el DNI. Yo, era un ignorante, y no sabía que contaran con expertos peritos calígrafos, o reconocedores de huellas dactilares, y le envié una segunda carta diciendo que no escribía a mano para que entendieran mi letra, que si no eran una secta que me dejaran ir, etc.

Al final me llegó otra con un sello precioso (porque la verdad tienen unos cruños bonitos) del arcángel Miguel montado a caballo, destrozando a un hereje como yo. Pero que me autorizaban la apostasía, en términos de derecho canónico y que constaría al margen de la partida de la Iglesia.

A día de hoy más contento que nadie, y viendo la pasta que me ahorro en bodas religiosas inútiles, comuniones estúpidas, etc. y no me pesa el no ser padrino de mi sobrino.